Estrés térmico en los trabajadores ante las altas temperaturas del verano
Estrés térmico
Con la llegada del verano y las inminentes olas de calor que tienen lugar año tras año, es necesario que nos tomemos en serio las consecuencias que puede traer el calor extremo, ya que se producen al año más de 1200 muertes que se derivan de las altas temperaturas. A pesar de estos alarmantes datos, los planes de prevención instalados en los últimos años han ayudado a minimizar las cifras de fallecidos y mejorar las condiciones que derivan del estrés térmico que sufren los trabajadores.
El conocido “estrés térmico” es el exceso de calor que los trabajadores soportan y acumulan en su cuerpo durante su jornada laboral. Esta sobrecarga térmica es la respuesta de nuestro organismo a las altas temperaturas y corresponde con el trabajo que hace nuestro cuerpo para compensar la temperatura exterior y poder mantener la temperatura interna en un rango adecuado.
El exceso de calor se encuentra, en muchas ocasiones, relacionado con la actividad que realizan los trabajadores, ya que algunas profesiones necesitan realizar un gran esfuerzo físico. Pero el esfuerzo físico no es el único factor, influyen también otros aspectos como son el vestuario de trabajo o el estado físico de los empleados, lo que engloba a todos los trabajadores de todos los sectores.
Vestimenta en el trabajo
En primer lugar, la utilización de uniformes, equipos de protección o prendas no transpirables que impidan la evaporación del sudor y la adaptación del organismo a la temperatura ambiental, provocando estrés térmico pudiendo llegar a ocasionar daños en la salud, cuya gravedad variará de acuerdo con la cantidad de calor soportada por el trabajador.
Además de los uniformes operativos vinculados al sector de la construcción o de la electricidad entre otros sectores, que suelen incorporar medidas de protección que conllevan tejidos más gruesos y menos transpirables, tenemos que considerar también las particularidades de los uniformes de sectores como el sector sanitario, educativo, hostelero y las fuerzas de seguridad del Estado, lo cuales en diferentes casos no están debidamente acondicionados dificultando su labor por el calor extra generado.
Por último, se debe tener en cuenta todos los códigos de vestimenta que se encuentran asociados al ámbito de las oficinas, en las que gran parte de las empresas han sustituido el estilo formal por el estilo casual. El estilo casual ofrece una mayor comodidad y un gran abanico de tejidos. La utilización de prendas de vestir como polos, vaqueros o chinos y un calzado más informal que permite adecuarlo a las altas temperaturas del verano.
El tipo de vestuario a elegir es decisivo a la hora de liberar nuestra temperatura corporal, la ropa de los trabajadores debe contar con un aislamiento térmico que le permita la evaporación del sudor de la piel. No podemos olvidarnos que el propio incremento de la temperatura puede provocar por sí mismo deshidratación, pérdida de electrolitos, síncope por calor, agotamiento por calor o golpes de calor propiamente dichos.
Características de los trabajadores
Por otro lado, hay que tener en cuenta la respuesta propia de cada individuo a los diferentes entornos, ya que no todo el mundo reacciona igual, sino que esta respuesta se encuentra determinada por las características físicas y personales de cada empleado. Es necesario contar con la situación de cada persona de la empresa a la hora de planificar su exposición a estos riesgos, por ejemplo, las personas de edad avanzada, con sobrepeso u otros antecedentes que generen mayor susceptibilidad a las altas temperaturas, serán determinantes.
Condiciones en la zona de trabajo
Además de las actividades que se realizan y las características personales, es necesario tener en cuenta las condiciones de lugar de trabajo. Los espacios cerrados requieren una climatización específica que varía dependiendo de las condiciones climatológicas de cada momento del año. Durante el verano, con el objetivo de minimizar la sensación de calor, es fundamental mantener una circulación de aire frío y seco en los diferentes espacios, esto mejora el intercambio de calor en la superficie de la piel que permite regular la temperatura corporal y por consecuencia, la peligrosidad de las condiciones extremas del verano. Deberemos tener en cuenta que aún así una actividad metabólica acelerada puede producir una sobrecarga térmica en el cuerpo.
Consejos básicos
Es muy importante señalar las recomendaciones básicas y fundamentales para evitar que la actividad propia de la jornada laboral de cada trabajador se convierta en un riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores en los meses de verano y, por lo tanto, en perjuicio de la organización:
- Flexibilizar las normas organizacionales de vestimenta y utilizar ropa holgada, con tejidos ligeros, transpirables y de colores claros.
- Evitar la exposición en las horas de máxima temperatura.
- Se debe permanecer el máximo tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o si es posible en lugares climatizados.
- Ingerir líquidos durante todas las jornadas laborales.
- Llevar a cabo los descansos y turnos rotativos.
Se ha demostrado que la prevención es un paso fundamental para minimizar las consecuencias más graves de las olas de calor entre todos los empleados. Por esto, identificar y evaluar de forma adecuada los factores de riesgos por altas temperaturas o estrés térmico será esencial para diseñar de forma posterior planes de prevención eficaces en nuestra empresa.
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